miércoles, 15 de noviembre de 2017

notaaborrar

El purpura de la noche y el negro de mis ojos cansados de mirar con sigilo la llama tenue de la vela encendida. 
No hacia frio ni tampoco hacia calor, en realidad no se que hacia. No se que hacia yo pisando descalsa la tierra propiedad de hombres sin memoria, buscando algun refugio pasajero que me cuente algunas glorias. 
Mis dedos recorrieron tus mandíbulas evaluando la posibilidad de no volver hacerlo, me ardía la piel como hielo. 

Cuentan las leyendas sagradas de un pueblo lejano, que cada vez que uno se desprende de otro, ya no es uno solo; es la suma que se robo y la resta que dejo. No hablo de matemáticas y no porque no quisiera, sino porque aprendí que la lógica de las ciencias se ahoga siempre en problemas y que la ciencia no es aplicable a este teorema.



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